La competencia conversacional de estudiantes de español como lengua extranjera. Análisis y propuesta didáctica

Descripción:

Nuestro estudio ha demostrado que la capacidad de tomar parte en una conversación en los aprendientes de español no se adquiere simplemente a través del contacto con HN ni se transfiere de forma automática desde la lengua materna. La competencia conversacional, por tanto, requiere un tratamiento específico en el aula de ELE.

Teniendo en cuenta estos resultados, se pueden proponer varias líneas de investigación, que a su vez se desprenden de las limitaciones a las que nuestro estudio está sujeto. Una de las primeras limitaciones que se pueden considerar al interpretar nuestros resultados está relacionada con el hecho de que, entre los participantes, no nos fue posible controlar la variable de la estancia en un país de habla hispana y, por lo tanto, no pudimos comparar, dentro del mismo nivel, las diferencias entre conversaciones mantenidas exclusivamente por hablantes con experiencia en el extranjero y conversaciones mantenidas por participantes que carecieran de esta experiencia, ni averiguar, de manera consistente, en qué grado la competencia conversacional puede ser adquirida en el aula y hasta qué punto mejora gracias al contacto constante con la lengua meta. Una segunda limitación concierne a la  personalidad de los participantes. Si bien los conocíamos personalmente a todos y podíamos esperar de ellos, en base a su comportamiento en clase, una buena predisposición a participar en una conversación, hubiera sido muy oportuno examinar el comportamiento de los participantes en conversaciones en su lengua materna para poder delimitar hasta qué punto los resultados aquí obtenidos se refieren verdaderamente a la competencia conversacional en español y no a la personalidad de los participantes. Por otro lado, las posibles relaciones de simpatía o antipatía entre los interlocutores han podido influir también a la hora de mostrarse más o menos cooperativos. Además, y dado que la competencia conversacional no es un componente individual, sino co-construido entre todos los participantes, ignoramos en qué medida el denominado “efecto del interlocutor” (Nunan 1991: 47) ha influido en el comportamiento conversacional de los participantes. En este sentido, hubiera sido conveniente modificar varias veces la composición de las conversaciones de manera que un mismo participante tuviera la oportunidad de conversar con interlocutores distintos.

La tercera limitación se refiere al hecho de que no contábamos con suficientes datos comparativos. Las afirmaciones que hemos realizado acerca de la presencia o ausencia de un determinado marcador lingüístico o de la manera de desplegar cierto comportamiento conversacional se han basado en las comparaciones que hemos podido establecer con respecto a investigaciones previas, tanto en alemán como en español como primeras lenguas. Los trabajos de referencia disponibles han sido, por un lado, escasos: en lo que al manejo de la agenda temática se refiere no contamos, por ejemplo, con ninguna investigación realizada en español; por otro lado, fueron realizados necesariamente bajo unas condiciones de elicitación muy distintas, algo que sin duda afecta a todos y cada uno de los parámetros aquí analizados y que nos ha impedido llegar a resultados más concluyentes. De esta manera y debido a estas limitaciones, se revela necesario, por un lado, contar en futuras investigaciones con un número más amplio de conversaciones para poder controlar la influencia de la variable ‘estancia en el extranjero’ y el ‘factor del interlocutor’; por otro, necesitamos obtener datos de dos grupos de control, el de hablantes de español y el de hablantes de alemán, elicitados de manera similar, de forma que sea posible una comparación de resultados más exacta y precisa. Sería, además, interesante poder extender el análisis aquí realizado a a) otros recursos interactivos propios de la conversación y no tratados en el presente trabajo, como son los turnos de apoyo o señales de escucha activa y las secuencias de negociación del significado, b) los aspectos de la macroestructura, como son las fases y los géneros conversacionales, y c) los hablantes de otras lenguas maternas. Por otro lado, una extensión lógica de los trabajos de análisis sería la realización de estudios experimentales en los que se pudiese comprobar en qué medida es efectiva la enseñanza de los fenómenos conversacionales según el enfoque directo. Si bien ya existe cierta evidencia positiva al respecto, es muy escasa la relativa a los fenómenos conversacionales como el manejo de la alternancia de turnos y de la agenda temática. Por último y no menos importante, se hace muy necesario el diseño de propuestas didácticas para la clase de conversación que apliquen los hallazgos y resultados provenientes de la investigación experimental y que incluyan además materiales auténticos para la observación de los fenómenos conversacionales más problemáticos. A la vista de lo expuesto hasta aquí, podemos decir que hemos cumplido los objetivos iniciales: caracterizar la conversación en ELE, definir las áreas de la competencia conversacional que resultan más problemáticas para los HNN y diseñar una intervención didáctica adecuada para solventar esas dificultades. A pesar de las limitaciones señaladas, creemos que nuestro trabajo constituye un estudio pionero en la fascinante área de la conversación en ELE. Confiamos, pues, que nuestros resultados sirvan de estímulo y punto de partida para nuevas investigaciones.

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Alcalá de Henares
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